A pesar de que en
ciertos círculos intelectuales se ha intentado regresar a las teorías
económicas de Karl Marx, eso es ya imposible. No porque el actual sistema-mundo
capitalista no necesite severas modificaciones estructurales para superar sus
aporías y grandes males, sino porque el sistema social contemporáneo es otro.
Ha devenido en algo distinto al que Marx observó, criticó y describió. En la
actualidad, no se necesita más marxismo (excepto, quizá, su filo de crítica
social), sino más teoría de sistemas. Quizá la futura implosión del sistema
capitalista sea un hecho que se verificará sin más en el porvenir; pero, por lo
pronto, se exigen mejoras en el corto plazo y reformulaciones teóricas que, a
mi entender, exceden las enseñanzas de Marx. Justo esto es lo que argumento en
el ensayo del cual presento aquí un extracto:
Wall Street |
Después de la llamada gran quiebra del sistema
financiero global en el último trimestre del 2008, diversos comentaristas,
teóricos y analistas políticos, volvieron su mirada al marxismo. Que esto haya
ocurrido en los diarios, revistas y foros de debate izquierdistas de siempre y
de la pluma de los consabidos intelectuales de dicha tendencia política, es de
lo más normal. Pero que reconocidas publicaciones “liberales” o de derecha,
como la británica The Economist y la
mexicana Letras Libres, se subieran
al tren de las críticas al sistema, hasta llegar al caso de la prestigiosa
revista conservadora estadounidense Foreign
Policy dedicando su portada a la retoma de los postulados marxistas sobre
el desenvolvimiento de la economía capitalista mundial, sí que es de llamar la
atención.[1]
Aparte del asombro inicial, la idea de que Marx y sus
teorías ocupen en la actualidad la mente y la tinta de los intelectuales y
periodistas conservadores tiene una explicación translúcida: marxismo y
conservadurismo tienen una esencia y una raíz común; a saber, el liberalismo
clásico del siglo XIX. En palabras del teórico que ha visto con penetración
dicha circunstancia, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein: “… el conservadurismo, el liberalismo y el marxismo…
fueron ideologías sistémicas mundiales”[2].
Su objetivo fue el control estructurado, maleable y dinámico de las masas que,
tras el apaciguamiento de la Revolución francesa, se vieron de pronto quizá no
tanto ante la posibilidad real como ante el deseo de hacerse con el poder del
Estado.
Stalin, desde la perspectiva del realismo soviético |
El ensayo completo puede verse en la página de la Gaceta de Ciencia Política del ITAM (Año 7, número 2), donde fue publicado: http://gacetadecienciapolitica.itam.mx/?page_id=98
O bien en mi página de ISSUU: http://issuu.com/manuelguillen/docs/la_hoz_y_el_martillo_redux_gaceta_v2
[1] Respectivamente, bajos los títulos conceptuales
“Under Attack: Get the Rich”, volumen 391, nº 8625, 20 de abril del 2009, “¿La
última cena del capitalismo?”, Nº 77, mayo del 2009, y “The Big Think Issue:
Marx, Really?”, nº 172, mayo-junio del 2009.
[2] Wallerstein, Immanuel, “La revolución francesa como
suceso histórico mundial” en Impensar las
ciencias sociales, Tr. Susana Guardado. México, Siglo XXI
Editores-CIICH-UNAM, 1998, p. 19.
[3] Sigo a Wallerstein en Después del liberalismo, Tr. Stella Mastrángelo. México, Siglo XXI
Editores-CIICH-UNAM, 2005, pp. 99-104.
[4] Ídem, p.
100.
[5] Cfr., Wallerstein, Immanuel, Conocer el mundo, saber el mundo, Tr. Stella Mastrángelo. México,
Siglo XXI Editores-CIICH-UNAM, 2007, pp. 46-47.
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