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Revista Replicante

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sábado, 29 de marzo de 2014

Doble negativo: de la pintura a la escultura


Heredero de una corriente pictórica de gran prosapia durante el siglo XX, el arte abstracto norteamericano presentado en la exposición más reciente del museo Rufino Tamayo, puede considerarse como un producto tardío dentro de la amplia gama de propuestas visuales que durante el siglo pasado se opusieron al figurativismo como centro del quehacer pictórico. De Kandiski a Pollock, el abstraccionismo en las artes visuales fue una elección creativa que marcó indudablemente el periodo de transición de la pintura moderna, signada por las vanguardias, al arte contemporáneo, marcado por la plurivocidad ideológica y la desrregulación estilística.
No obstante esta consideración, la breve pero contundente muestra de arte abstracto estadounidense intitulada "Doble negativo: de la pintura a la escultura", conformada por piezas residentes en el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, revela un cariz norteamericano propio, propositivo y tecnologizado. Asimismo, conforma una propuesta global alejada de las sospechas ideológicas que pesaron sobre el Expresionismo abstracto de la posguerra para erigirse en un movimiento que reta las convenciones asociadas con el arte contemplativo y los paradigmas clásicos de lo que cuenta como belleza artística.


Interior del Museum of Contemporary Art, San Diego.


Así, la exposición abre con uno de los momentos más contestatarios de Robert Rauschenberg: "Tela zurcida y listones" de 1976. Retoma de materiales artesanales que evocan una de las bellas artes canceladas durante el Renacimiento: el trabajo sobre telas, principalmente con el bordado. La tela del también artista del pop-art, modifica la prolijidad artesanal del bordado antiguo para presentar una tela inequívocamente industrializada, en gran formato y sutilmente detallada para pender como una improbable muestra de arte sin más.
Enseguida, la propuesta de Carl André, con su "Magnesium-Zinc Plain" de 1969, auténtico tapete de tonalidades grisáceas elaborado con los materiales que lo nombran. Una vez más, emula otra de las bellas artes canceladas en la antigüedad: la ardua elaboración de tapetes, sobre todo en el Medio Oriente de hace un milenio, llenos de colorido, tejidos imbricados y escenas narrativas. El tapete metálico de André, en cambio, proporciona una belleza rotunda, fría, armoniosa en la dualidad de grises, reminiscencia de cielos borrascosos y juegos de azar.
Por igual, tenemos la presencia del estallido de colores con base geométrica que caracterizó mucho del arte (tanto abstracto como pop y psicodélico) de las década de los sesenta y principios de los setenta, con obras como "Red Blue Green" de 1963, a cargo de Ellsworth Kelly, y "Sabra III" de Frank Stella, de 1967. Todo ello en gran formato y con una omnipresente base de trazos en simetría: apelación a los paradigmas cognoscitivos de la mente humana al momento de abstraer del entorno patrones lineales y planos de colores. 


Magnesium-Zinc Plain


Red Blue Green


Una pieza emblemática de la abstracción pictórica la observamos en el óleo sin título, 1966, de Joe Baer. Sobre el rectángulo del espacio creativo, tenemos un delgado encuadre bicolor verde y negro que delinea la totalidad del lienzo pintado en óleo blanco, simulando así al propio lienzo virgen. Simulacro pictórico que, además de reflejar una apacible belleza visual, subraya un problema recurrente en el arte pictórico contemporáneo: si el sólo espacio del marco es suficiente para hacer rendir su interior como obra de arte.


Sin título, 1966.


Por su parte, Larry Bell exaspera los límites de la teoría del arte con una variación translúcida de las cajas de detergente de Warhol ("Brillo Box", de 1964), por medio de su magnífico cubo de vidrio reforzado y marco cromado, sin título, de 1980. Algo hay ahí, una belleza que excede tanto las armonías contrapuestas de la artesanía y la mercancía industrializada, lo mismo que la mera provocación artística, que hacen de este cubo semi transparente un verdadero monumento a las posibilidades de la belleza estética en la era postmoderna.


Sin título, 1980.


En este sentido, el arte abstracto, sin duda, pasa también por el manejo y el acabado de los materiales, como en el tablón negro al alto brillo de John McCracken, "Nine Planks IV", de 1974, hecho de resina poliéster, fibra de vidrio y madera. O la armoniosa barra de unos dos metros de longitud con montajes cúbicos más pequeños, sin título, de 1972, a cargo de Donald Judd, hecha de aluminio anodizado y hierro galvanizado. 


Nine Planks IV


Y el cierre contundente de la colección, obra seminal de todo arte contemporáneo posterior: amalgama de materiales, técnicas y acabados: "Mono Lake Non-Site" (1968) del trágicamente fallecido en plenitud de facultades a principios de los setenta, Robert Smithson. Obra instalada en correspondencia de dos cuadrados, uno enmarcado y otro objetual, conformada (en la parte de abajo) por un recipiente de acero pintado que contiene en su perímetro pedrería volcánica pulverizada, y pendiendo en un marco metálico un mapa fotocopiado intervenido en su centro por una grande cuadrícula blanca. Juego de espejos en diferentes acabados. Mixtura material y polisemia inferida que ya no abandonará más al arte contemporáneo, de entonces a nuestros días.

 
Mono Lake Non-Site

*Una versión de este texto fue publicada en la sección "Cultura" de Milenio.com:

viernes, 28 de marzo de 2014

El arte portable de Der Pfeil


Fue presentado en el Centro de Cultura Popular Siqueiros, de la Ciudad de México, el número 3 de la revista artesanal Der Pfeil (la flecha, en alemán). Proyecto originario de Alemania, con una edición limitada a cien ejemplares, cuyo objetivo general es hacer transportable las artes visuales contemporáneas. Con base en un concepto general detonador de la inventiva artística, este su tercer número elabora en torno al "Meltdown". Vocablo inglés polisémico que refiere lo mismo al derretimiento, que a la fisión nuclear y a los momentos de crisis psicológica personal. Sobre esta pluralidad de significados bordaron entonces las propuestas de diversos artistas visuales, entre ellos algunos de origen o radicación mexicanos.
Así, Christian Camacho Reynoso discurrió sobre los exabruptos comportamentales ajenos, vinculados a crisis psicológicas repentinas, por medio del ojo electrónico voyerista de Internet: encadenamiento de videos reales de personas captadas por la cámara (sea el circuito cerrado de un hotel ejecutivo o la handicam familiar) en el momento preciso del estallido comportamental violento, verdaderas disoluciones ─meltdowns─ de la conducta socialmente aceptable. En la revista se ofrecen fotogramas elocuentes de estos videos que resaltan la estética Web que les es inherente.




Por su parte, Myles Starr, artista visual neoyorquino avecindado en la Ciudad de México, presenta una mixtura narrativo-fotográfica de sus propias crisis culturales (cultural meltdowns), de cosas escuchadas o vistas. Así, la truculenta historia de un hombre con coprofilia canina: límite de lo que cualquier estómago fuerte puede aguantar, así sea de oídas. O el espasmo que le produjo, apenas llegar a México, ver en la bata de trabajo del personal de limpieza de oficinas la palabra "Slavery". Nombre o acrónimo en castellano de la empresa contratante de los intendentes, pero que en inglés quiere decir, lisa y llanamente, esclavitud. De manera similar, el haberse encontrado en la ciudad con la taquería "Osama Bin Taco", algo que en su natal Nueva York no sólo es poco menos que imposible, sino algo que sería motivo, literalmente, de la quema pública de un establecimiento que ostentara un nombre así.




Con una propuesta fina y puntual, Frieda Toranzo Jäger, encara el Meltdown por medio de la disolución semántica de las palabras. Con un trabajo plástico que emula recortes de entradas de diccionario, teje cadenas de significados de significados que la llevan al cuestionamiento de las definiciones y ejemplos que simplemente se dan por descontados en el uso y manejo de los diccionarios. Combina dicho trabajo con dibujos, diagramas abstractos y la foto de un hielo entintado que, mientras se disuelve realiza un dibujo azaroso sobre el papel: ejemplo supremo del derretimiento o meltdown físico.






Junto con ellos, otros siete artistas ofrecen variaciones estéticas de alto impacto sobre el concepto del Meltdown, sus límites y posibilidades expansivas.

*Una versión ligeramente distinta de este reporte fue publicada en Milenio diario, del viernes 28 de marzo del 204, disponible en: http://es.scribd.com/doc/215113662/Presentacion-de-Der-Pfeil-n%C2%BA-3



lunes, 24 de marzo de 2014

El arte de Myles Starr




Una de las más apreciadas herencias de las vanguardias artísticas del siglo XX (que hoy ya percibimos como verdadera prehistoria artística) fue la de haber abierto el espacio del arte a la inventiva estilística y a la reflexión social. En la actualidad, las artes visuales se ha diseminado en múltiples elaboraciones materiales y han observado la interacción humana desde variados puntos de vista, muchos de ellos de cariz crítico. La multiplicidad de hechuras, componentes y modos de comprender el mundo es lo que constituye el núcleo de la riqueza creativa del presente.
La obra plástica multimedial del joven artista neoyorquino, Myles Starr, se inscribe justamente en dicha dinámica del arte contemporáneo. Elaborando sobre diferentes soportes materiales, como el cartón y el estambre, el cemento y el plomo, o impresiones digitales de páginas web semánticamente intervenidas, plantea punzantes observaciones sobre el presente de nuestra civilización. Así, por ejemplo, su serie de signos gráficos sobre concreto revela un juego visual-semántico con temáticas como el fin del mundo y la alta improbabilidad moderna de los milagros. Al ver las obras a distancia media, encontramos un armonioso ejercicio minimalista de evocaciones escultóricas; pero al observarlas de cerca, percibimos la fina disolvencia de los términos allí planteados: sea una gradación probabilística (al estilo de la ciencia económica, en la cual, por cierto, Starr está formado profesionalmente), sea un encadenamiento de lúgubres recordatorios de la posibilidad real del fin de nuestro mundo: hambrunas, catástrofes naturales, pandemias.




Asimismo, en lo que hasta hace poco se conocía como "medios alternativos" del arte, pero que cada vez más se entienden como medios posibles del arte sin más, Starr ha elaborado una serie de intervenciones teniendo como marco general el portal de búsqueda en la Web de Google. Esta es quizá su serie más turbadora por una razón contundente: revela un lado boyante aunque universalmente disimulado de la realidad presente. En conversación con él, planteó que el abigarrado mundo de Internet, y en particular del porno en la red, es el espacio donde se puede dar rienda suelta a la otra cara de nuestros presupuestos civilizatorios: "Por ejemplo -afirmó el artista-, en Estados Unidos una de las modalidades más consumidas del porno es la representación dramática y sexual de hombres blancos que tienen como esclavos a hombres negros... Y viceversa. Ello habla de cómo muchas contenciones sociales se difuminan en ese espacio de la Web". De esta manera, sus intervenciones en la página de Google (que han sido exhibidas como impresiones enmarcadas), presentan vistazos perturbadores a esa realidad mental y social que se devela detrás del portal (casi literalmente un portón) de la red cibernética mundial. Tal es el caso de la obra que dice así en la sección de búsqueda del emporio virtual que es Google: "Tipo con oficina masiva en la Torre Mayor en un hotelucho de 15 pesos en Viaducto saciando su fetiche por chicas morenas con las que teme casarse". Las búsquedas, llamémoslas semi-ficticias, planteadas por el artista presentan un mundo posible que está ya, realmente, entre nosotros. En el inicio del ocaso de nuestra civilización, nuestras prótesis virtuales nos salvan de nosotros mismos, pero condenan al Otro (a la minoría racial, al pobre, al indefenso), hoy más que nunca, a ser exclusivamente un medio y nunca un fin de nuestros fetiches y sinrazones.



*Esta nota apareció originalmente en Milenio.com el día 23 de marzo del 2014: