La obra de Carlos Fuentes es tan vasta que parece inagotable. Más aún, porque sus obras más famosas, a fuerza de su recurrencia, dan la falsa apariencia de que el tema se ha agotado. Pero un novelista e intelectual tan productivo, es prácticamente inagotable.
Uno
de sus períodos creativos más importantes lo tuvo en la década de los setenta
del siglo pasado. En éste, consolidó el posmodernismo en su narrativa y elaboró
la que quizá es la mejor novela mexicana del siglo XX: Terra Nostra.
Junto
con ella, La cabeza de la hidra ha sido una pieza excepcional en su obra.
Thriller político, sátira del nacionalismo y pesimista ante el poder político,
además de sensual y vigorosamente citadina, debe ser considerada un clásico en
el órgano creativo fuentesiano.
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