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Revista Replicante

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miércoles, 14 de agosto de 2024

Consideraciones sobre el lenguaje y la ideología en LRMT

Además de su estatuto político, del gobierno que la rige y de los abitrarios trazos de sus límites geográficos, ¿qué es lo que constituye a una ciudad? A esta ciudad, la Ciudad de México (conocida en la época en que Fuentes escribió La región más transparente como México, D. F., y sus alrededores). ¿Cómo la identificamos como una y la misma a lo largo del tiempo? Dentro de su imparable crecimiento, de la radicalización de sus incompatibilidades internas y de la disparidad de sus habitantes, la Ciudad de México es una y la misma, por más que los diferentes momentos de su historia moderna sólo parecen compartir un centro urbano que se hunde en la arcilla. Hay tres grandes candidatos para rastrear la paradójica unidad de la ciudad, todos problemáticos y no definitivos: el lenguaje, la historia y la ideología. Carlos Fuentes tuvo en consideración esta tríada al momento de dar sustancialidad a su trabajo inaugural dentro de la novelística nacional. Intentó atrapar la totalidad del lenguaje, de la historia y de la conciencia metropolitanos por medio de la literatura, dotándolos de un relieve que cuestiona e intenta ir más allá de la novela tradicional (realista o naturalista). Al concebir La región más transparente, manifestó una voluntad meta isomórfica (es decir, que diera forma a la ciudad más allá de la descripción de ésta). El postulado tácito de la obra es la ambición de generar en el espacio narrativo una ciudad holográfica (tridimensional). Imaginó el proyecto como el paso de la abigarrada oralidad y la problemática socio-histórica del Valle de México a un nivel superior de la letra impresa, persiguiendo la novela acabada, definitiva. La ciudad que decidió recrear con base en esta voluntad tenía tres millones de habitantes, que ahora son la tercera parte de los que hay. Por eso creyó factible el proyecto de realizar una obra “experimental, ambiciosa, totalizadora” que omniabarcara la vida de la metrópoli.
Para lograr su objetivo eligió la técnica del encadenamiento de estereotipos en el espacio novelístico cuya razón de ser está más allá del plano de la trama interna de la narración. Es decir, elaboró una novela de tesis . La técnica, válida en sí misma, es riesgosa. Al seleccionarla como método narrativo, los personajes no poseen espesor psicológico-motivacional por sí solos, sino que funcionan como pretextos para ir engarzando la propuesta crítica de la obra. Dada esta complicación, se corre el riesgo de convertirlos en meros vehículos del pensamiento subjetivo del que escribe (por ejemplo, para exponer su ideología) en lugar de utilizarlos como elementos literarios que generen puentes narrativos entre el entramado novelístico y el plano de la especulación argumentativa sobre una realidad determinada. Al decidir esta estrategia global para su libro, el autor usó dos tácticas fundamentales: 1) generar un encadenamiento lingüístico multi direccional, dinámico y penetrante, y 2) establecer una serie de premisas ideológicas sobre la historia y la sociología de la ciudad que, por extensión, reflejaran las de la nación entera. Lo primero es un logro mayor de la novela. Razón que la ubicó en el canon de los libros indispensables de la generación del “boom” , o nueva novela hispanoamericana, y que estableció una tendencia en la novelística posterior del escritor. En cambio, la obra se anquilosa como proyecto totalizante y como tesis ideológica ante la realidad cambiante de la ciudad a través del tiempo y, más aún, ante el progresivo descredito de las especulaciones sobre la mexicanidad del medio siglo XX, comenzando por las de El laberinto de la soledad, marcando así dos problemas: la caducidad de las ideologías y la virtual imposibilidad de diseñar un ejercicio literario semejante en nuestros días. Para Fuentes, entonces, la técnica resultó bivalente.

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