Nuestra era, bien llamada “época
posmoderna” por filósofos y sociólogos, se caracteriza por el cuestionamiento
de las verdades establecidas en los últimos 300 años. Entre ellas, se encuentra
la pertinencia de los postulados científicos tradicionales.
Por ello, en nuestro tiempo, ha habido una
abundancia de prácticas médicas alternativas. Actividades que intentan la
sanación por medios divergentes (como la homeopatía), esotéricos (como el
manejo de energías minerales), o por añejas sabidurías (como la acupuntura).
Por ello, en conversación con “El Gran
Diario de México”, el doctor Alejandro Macías,
médico internista e infectólogo por la Universidad de Guanajuato, con
posgrados en la UNAM, Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, UCLA,
y la Universidad de Londres, destaca que el principal valor de estas prácticas
curativas es el acompañamiento psicológico del paciente: “Hay que reconocer que
hay terapias que son placebos y acaso causan daño al bolsillo, como son la
aromaterapia, la magnetoterapia y la acupuntura (cuado se practica con
asepsia). Desde luego que los
practicantes de las terapias alternativas pueden brindar atención y consuelo,
lo que pudiera conferirle algún valor social. Por desgracia, las terapias
alternativas están plagadas de practicantes voraces. Al final, es preferible
que las terapias alternativas sean placebos, pues cuando no lo son, como la
herbolaria o la prescripción de productos “naturales”, pueden intoxicar y hasta
matar”.
La única medicina que existe es la científica; lo demás son paliativos o placebos pasajeros. |
Quien fuera Comisionado Nacional para la
influenza, durante la pandemia de influenza H1N1 de 2009 en México, destaca que
solamente hay un saber concreto al que se le denomina ‘medicina’: aquel que
sigue las reglas del método científico. “Hoy por hoy, la única medicina debe
ser la que se fundamenta en la mejor evidencia disponible. Cuando no se le
sigue, se renuncia a la obligación de demostrar que lo que se hace sirve para
algo: esa es la medicina alternativa, la que no admite que debe brindar
evidencias y, por tanto, no tiene manera de demostrar su efectividad más allá
de testimoniales. Se basa en teorías, ocurrencias o postulados que pueden
parecer lógicos, pero que no se rinden ante la evidencia ni se actualizan con
ella”.
No obstante, nuestra época es propicia para
la abundancia de prácticas curativas divergentes. Quien también es académico de
la Academia Nacional de Medicina e investigador nacional nivel 3, explica las
razones de la extensa popularidad de éstas: “Hay muchos motivos, mencionaré
algunos por su importancia. En primer lugar, la medicina no tiene una cura para
todo y, en situaciones desesperadas, los pacientes buscan cualquier
alternativa, a cualquier costo. En segundo lugar, algunos practicantes de las
terapias alternativas saben vender bien su producto y desarrollan buena
relación con la gente. En tercer lugar, las terapias alternativas son muy buen
negocio y sus practicantes no sufren acosos legales; es muy raro que se les
lleve a juicio, así inyecten orina o den piquetes con abejas. Finalmente, la
mayoría de la gente tiene una pobre educación en ciencia, evidencias y
probabilidades, por lo que mantienen un pensamiento mágico que es también
explotado por las terapias alternativas”.
A pesar de la severidad de sus asertos, el
doctor Macías es reconocido por su profundo compromiso social y por su
permanente interacción con el mundo cotidiano. Por ello expresa la convicción
incluyente de la práctica y el saber médicos, siempre con apego a los mejores
estándares de dicha ciencia: “Los practicantes de la medicina basada en
evidencias debemos siempre estar abiertos a que pueden aparecer nuevas
herramientas de utilidad, que deben demostrarse en estudios clínicos antes de
incorporarse a la práctica. La aceptación ciega de alternativas terapéuticas no
es apertura mental, es una renuncia a la obligación ética de practicar la
medicina sobre la base de la mejor evidencia disponible”.
El
dilema de la homeopatía.
Desde hace décadas hay un intenso debate
sobre la función de la homeopatía, desde quienes afirman que es una alternativa
médica real, sin consecuencias negativas inesperadas para el organismo, hasta
los que afirman que es simple y llana charlatanería.
Para Alejandro Macías, el dictamen es
claro: “La homeopatía es la dilución casi ad
infinitum de sustancias, hasta el punto de que en el producto final sólo
puede detectarse agua y azúcar. De hecho, todos los productos homeopáticos son
iguales pues nada queda después de diluir una sustancia 30 veces. Es, en fin,
un placebo y no podemos exigirle más. A pesar de ser un placebo, en varios
países (como España e Inglaterra) la homeopatía ha sido declarada ya como
inútil en el mejor caso, y una carga para el gasto en medicina”.
⇰Puedes seguir al doctor Alejandro Macías en Twitter:
@doctormacias
*Este artículo fue originalmente publicado en el suplemento Chécate de El Universal.
Se puede ver el PDF del texto impreso en la siguiente liga:
https://drive.google.com/file/d/1CAlrWltSSGyZGQUXryRAwVb7hJEQpuMc/view?usp=sharing
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