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Revista Replicante

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lunes, 1 de junio de 2020

Un balance de la "medicina alternativa"



Nuestra era, bien llamada “época posmoderna” por filósofos y sociólogos, se caracteriza por el cuestionamiento de las verdades establecidas en los últimos 300 años. Entre ellas, se encuentra la pertinencia de los postulados científicos tradicionales.
Por ello, en nuestro tiempo, ha habido una abundancia de prácticas médicas alternativas. Actividades que intentan la sanación por medios divergentes (como la homeopatía), esotéricos (como el manejo de energías minerales), o por añejas sabidurías (como la acupuntura).

Por ello, en conversación con “El Gran Diario de México”, el doctor Alejandro Macías,  médico internista e infectólogo por la Universidad de Guanajuato, con posgrados en la UNAM, Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, UCLA, y la Universidad de Londres, destaca que el principal valor de estas prácticas curativas es el acompañamiento psicológico del paciente: “Hay que reconocer que hay terapias que son placebos y acaso causan daño al bolsillo, como son la aromaterapia, la magnetoterapia y la acupuntura (cuado se practica con asepsia). Desde luego que  los practicantes de las terapias alternativas pueden brindar atención y consuelo, lo que pudiera conferirle algún valor social. Por desgracia, las terapias alternativas están plagadas de practicantes voraces. Al final, es preferible que las terapias alternativas sean placebos, pues cuando no lo son, como la herbolaria o la prescripción de productos “naturales”, pueden intoxicar y hasta matar”. 


La única medicina que existe es la científica; lo demás son paliativos o placebos pasajeros.


Quien fuera Comisionado Nacional para la influenza, durante la pandemia de influenza H1N1 de 2009 en México, destaca que solamente hay un saber concreto al que se le denomina ‘medicina’: aquel que sigue las reglas del método científico. “Hoy por hoy, la única medicina debe ser la que se fundamenta en la mejor evidencia disponible. Cuando no se le sigue, se renuncia a la obligación de demostrar que lo que se hace sirve para algo: esa es la medicina alternativa, la que no admite que debe brindar evidencias y, por tanto, no tiene manera de demostrar su efectividad más allá de testimoniales. Se basa en teorías, ocurrencias o postulados que pueden parecer lógicos, pero que no se rinden ante la evidencia ni se actualizan con ella”. 
No obstante, nuestra época es propicia para la abundancia de prácticas curativas divergentes. Quien también es académico de la Academia Nacional de Medicina e investigador nacional nivel 3, explica las razones de la extensa popularidad de éstas: “Hay muchos motivos, mencionaré algunos por su importancia. En primer lugar, la medicina no tiene una cura para todo y, en situaciones desesperadas, los pacientes buscan cualquier alternativa, a cualquier costo. En segundo lugar, algunos practicantes de las terapias alternativas saben vender bien su producto y desarrollan buena relación con la gente. En tercer lugar, las terapias alternativas son muy buen negocio y sus practicantes no sufren acosos legales; es muy raro que se les lleve a juicio, así inyecten orina o den piquetes con abejas. Finalmente, la mayoría de la gente tiene una pobre educación en ciencia, evidencias y probabilidades, por lo que mantienen un pensamiento mágico que es también explotado por las terapias alternativas”.
A pesar de la severidad de sus asertos, el doctor Macías es reconocido por su profundo compromiso social y por su permanente interacción con el mundo cotidiano. Por ello expresa la convicción incluyente de la práctica y el saber médicos, siempre con apego a los mejores estándares de dicha ciencia: “Los practicantes de la medicina basada en evidencias debemos siempre estar abiertos a que pueden aparecer nuevas herramientas de utilidad, que deben demostrarse en estudios clínicos antes de incorporarse a la práctica. La aceptación ciega de alternativas terapéuticas no es apertura mental, es una renuncia a la obligación ética de practicar la medicina sobre la base de la mejor evidencia disponible”.

El dilema de la homeopatía.
Desde hace décadas hay un intenso debate sobre la función de la homeopatía, desde quienes afirman que es una alternativa médica real, sin consecuencias negativas inesperadas para el organismo, hasta los que afirman que es simple y llana charlatanería.
Para Alejandro Macías, el dictamen es claro: “La homeopatía es la dilución casi ad infinitum de sustancias, hasta el punto de que en el producto final sólo puede detectarse agua y azúcar. De hecho, todos los productos homeopáticos son iguales pues nada queda después de diluir una sustancia 30 veces. Es, en fin, un placebo y no podemos exigirle más. A pesar de ser un placebo, en varios países (como España e Inglaterra) la homeopatía ha sido declarada ya como inútil en el mejor caso, y una carga para el gasto en medicina”.

⇰Puedes seguir al doctor Alejandro Macías en Twitter:
 @doctormacias

*Este artículo fue originalmente publicado en el suplemento Chécate de El Universal.
Se puede ver el PDF del texto impreso en la siguiente liga:

https://drive.google.com/file/d/1CAlrWltSSGyZGQUXryRAwVb7hJEQpuMc/view?usp=sharing

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